El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) ha celebrado estos días su tradicional encuentro anual de líderes mundiales, marcado por su 50 aniversario.
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El Foro Económico Mundial ha cuestionado la máxima esgrimida por el premio Nobel de Economía Milton Friedman, que aseguraba que "la única responsabilidad social de las compañías es incrementar su beneficio”. Para Klaus Schwab, esta afirmación queda obsoleta y las empresas no solo deben responder ante la sociedad, sino que deben responder ante "accionistas, consumidores, trabajadores y empleados, además de la propia sociedad, con el objetivo de aunar los diferentes intereses de los grupos de interés”.
How to save the planet es uno de los temas centrales alrededor de los que se ha construido este año la agenda del Davos, con Greta Thunberg como protagonista de gran cantidad de imágenes y titulares.
En la próxima década seremos testigos de una revolución todavía mayor en materia de tecnología y digitalización de la mano de las redes 5G, la aplicación extensiva de la inteligencia artificial y la automatización a numerosas funciones y trabajos o las capacidades de procesamiento de la computación cuántica. El desarrollo tecnológico que ha vivido la humanidad en el último lustro ha sido revolucionario y la velocidad de la innovación permite prever que solo hemos asistido al comienzo de una nueva era para la humanidad en la que iremos superando límites que ahora apenas podemos anticipar.
Una de las consecuencias más claras de la revolución tecnológica está siendo la transformación del trabajo, de la forma de producir. En los próximos años veremos desaparecer funciones asentadas en todos los sectores, dando lugar a una necesidad urgente de reubicar a muchos trabajadores en nuevos roles.
El Foro de Davos dibuja dos escenarios: uno optimista en el que la esperanza de vida ha crecido de forma vertiginosa en los últimos años –en España ya supera los 83 años de media y continúa aumentando- y la mortalidad infantil se ha reducido a la mitad desde los años 90, y otro que requiere la puesta en marcha de medidas para reducir la profunda desigualdad y poner en el foco las enfermedades mentales.
En un encuentro marcado por su carácter global, la necesidad de superar las discrepancias geopolíticas ocupa un lugar casi obligado en la agendas, más en un entorno de incertidumbre como el actual. El peso del crecimiento económico mundial se traslada progresivamente de Occidente hacia Asia, que ya concentra un tercio de la clase media mundial, mientras países como Estados Unidos establecen políticas de marcado carácter proteccionista.
Con el fantasma de la crisis financiera recién superado y el temor ante los signos de una desaceleración económica mundial, el Foro Económico Mundial pone el acento en alcanzar un sistema económico más justo. La desigualdad creciente, las tensiones comerciales, la incertidumbre geopolítica y la disrupción ponen de manifiesto la necesidad de proteger la estabilidad económica y financiera a nivel global.